Sobre una parcelación rústica de la llamada finca Eduardo, en la que se construyeron diferentes viviendas unifamiliares, en la carretera que une Mairena del Aljarafe y Almensilla, se ejecuta este proyecto que aúna la vivienda de pequeñas dimensiones y el estudio-taller del pintor.

El proyecto nace de una implantación que reinterpreta los modelos rurales de las haciendas de olivar y los cortijos del Aljarafe sevillano. De esta manera, el espacio central estructura las piezas construidas en torno a él, así convertido en primer argumento de la ordenación al que se incorporan las distintas construcciones. La misión funcional de los referentes manejados, espacio donde desarrollar los trabajos de labor, pervive por encima de que, por escala y tratamiento, pudiera interiorizarse como estancia incorporada a la vivienda.

El programa se estableció para construir un estudio-taller para el pintor y su vivienda, de pequeñas dimensiones, en el entorno de esta finca en la que convivirían los olivos con la huerta y los árboles frutales. En el vértice de unión entre las dos construcciones: un atrio abierto, en doble altura, hace de ingreso, de distribuidor en ambas plantas y de jardín a la par que de garaje. Este espacio adquiere en el proyecto el valor simbólico de la entrada, distanciado de la entrada real a la parcela y pensado como un espacio con autonomía propia. Se construye con cuatro pilares en forma de pérgola y una parra que da continuación al porche del estudio, cubriendo la estructura y derramándose por el frente.

Fuente: Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Consejería de Educación, Cultura y Deporte.