Este molino es un ejemplo de los antiguos edificios olivareros de Marchena y otros términos vecinos que han quedado como testigos de un paisaje agrario profundamente alterado donde el olivar a menudo no es apenas sino un residuo de lo que fue, apareciendo así en muchos casos descontextualizados desde el punto de vista productivo,

Una característica que distingue al Molino de los Miradores se relaciona con el elemento que le da nombre. No es la torre contrapeso de la almazara el elemento de mayor presencia volumétrica, sino la que se erige en la crujía de fachada: la pieza definitoria de la imagen de este caserío es la esbelta torre situada en el eje de la fachada sobre la portada, que llega a superar los 14 m desde su base; asimismo, el perfil quebrado de la nave de fachada rememora otras arquitecturas de carácter urbano. Como denotan los vanos tapiados del último cuerpo de la torre, su origen debió ser el de mirador del señorío, adaptado a palomar y depósito de agua.

El uso de la nave de acceso es residencial, estando dedicada su ala este al señorío, y la oeste a la gañanía, sobre la que además se sitúa un granero.

Fuente: Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Consejería de Educación, Cultura y Deporte.