El sobrio, geométrico y recio caserío de la Guaracha es de planta cuadrada y se organiza en torno a un patio parcialmente porticado y centrado por un pozo. Su compacto alzado resulta imponente, destacando su marcada regularidad, que se manifiesta también en la planta y que pone en evidencia la aplicación de un proyecto uniforme para distribuir de manera ordenada sus dependencias y adecuarlas a las necesidades del ciclo productivo.
La fachada muestra, como todo el conjunto, una austera composición, centrada por una gran portada con sencillo arco escarzano de piedra y cuidada estereotomía, rematado por una hornacina avenerada en la que se encuentra una imagen de san Antón, patrón de los animales. En el lado opuesto del edificio se abre otro acceso al campo, lo que permitía cruzar la edificación a través del patio.
En la mitad izquierda del cuerpo de fachada se encuentra la vivienda del capataz, en tanto que en el lateral izquierdo del caserío se disponían las naves de un molino de aceite de prensa de viga; la nave de prensa configura un espléndido espacio diáfano con la capilla en uno de sus extremos, alojada en una torre de contrapeso que, al exterior, se remata con chapitel piramidal, al igual que la torre correspondiente al otro molino que ocupaba parte de la edificación al fondo del patio.

Fuente: Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Consejería de Educación, Cultura y Deporte.